TIJUANA.- Para Luis Moreno, su tranquilidad no tiene precio; su ambición política si, eso quedó de manifiesto hoy, al asumir como subsecretario del gobierno estatal.
Dirán que su religión no tiene nada que ver con su afiliación o ideología política. Es cierto pero si sus acciones, y esas dicen mucho.
Atrás quedó el joven regidor, emanado del Partido Encuentro Social (PES) que se ponía al “tu por tu” en las sesiones de Cabildo y que defendía sus ideales por encima de cualquiera, ese que “criticaba” al sistema corrupto; ese que con voz pausada y sonrisa “sincera” trataba de convencerte de la bondad de sus acciones.
Hoy, al más puro estilo del servilismo político (por no llamarle traicionero), asume como subsecretario de gobierno, tras solicitar licencia para separarse del cargo, como diputado presidente de la mesa directiva del Congreso local.
Horas antes de llevarse a cabo, la sesión contemplada para el día de hoy, donde habría de analizarse la reducción de 6 a 3 años la próxima gubernatura, Moreno Hernández dejó el cargo no sin antes negociar uno de los tantos votos que permitirían anular la propuesta presentada, por la diputada Monserrat Caballero.
Su ambición política, por encima de su tranquilidad, como fiel adepto al cristianismo, quedó manifestada no solo al asumir su nuevo cargo sino al nombrar a su suplente, Efrén Moreno Rivera, quien junto a su hermano Victoriano, son investigados en San Diego, CA., por tráfico de personas.
Desde su arribo a Morena, Luis Moreno Hernández ha movido las piezas a “favor de su partido”, olvidándose de los valores que siempre profesó, pero también a favor de sus propios intereses.
Esta vez, como en 2018, la jugó de tal manera que él no viera “manchada” su imagen, finalmente él no votó porque “estaba con licencia”. Hoy su ambición tuvo un precio, hoy su “amor se vendió caro”, hoy demostró que lo que pregona en sus redes sociales es mero discurso, y que de atrás de esa voz pausada, hay un ser maquiavélico capaz de venderse al mejor postor.