Transiciones|| Víctor Alejandro Espinoza
Campañas en tiempos difíciles
Como en la mayoría de las entidades del país, han arrancado las campañas para la elección de gobernador en Baja California. En punto de las 0 horas con 1 minuto, este domingo 5 de abril los siete aspirantes a la gubernatura iniciaron sus trabajos públicos de proselitismo que concluirán el 2 de junio. El próximo 19 de abril y también hasta el 2 de junio, serán las campañas de candidatos a alcaldes y diputados. Prácticamente dos meses de una muy intensa actividad de proselitismo de cientos de candidatos.
Baja California tendrá por primera ocasión una elección concurrente, es decir, se elegirán 99 cargos locales y las 8 diputaciones federales. Eso implica un intenso trabajo de coordinación entre el INE y el Instituto Estatal Electoral. Se trata de unos comicios inéditos y en un contexto sumamente complicado como el que vivimos los mexicanos. Once partidos se disputarán 99 cargos locales: gubernatura, 5 alcaldías, 25 asientos en el Congreso (17 diputados de Mayoría Relativa y 8 de Representación Proporcional), 5 sindicaturas y 63 regidurías. Si partimos del dato de que hay dos coaliciones registradas y que 5 partidos políticos competirán sin aliarse, tenemos que al menos habrá más de 700 candidatos: 693 a cargos locales y 56 a las diputaciones federales. A ello habría que agregar a los 7 aspirantes independientes que lograron superar todos los requisitos: dos candidatos a diputados y cinco a las alcaldías: 1 a la alcaldía de Mexicali, otro a la de Ensenada; 2 más en Tecate y 1 en Playas de Rosarito.
Los titulares de los cargos locales en juego sólo duraron dos años en funciones, pues así se aprobó para empatar las elecciones en este proceso. Son los periodos de gobierno más cortos, lo cual le añade otro sello distintivo al actual proceso electoral. Un total de 2 millones 890 mil 055 ciudadanos integran la Lista Nominal (LN). De los cuales 1 millón 442 mil 107, 49.9%, son mujeres; y 1 millón 447 mil 948, 50.1%, son hombres.
Resulta interesante hacer notar que el municipio en el que se concentra el mayor número de ciudadanos de la Lista Nominal es Tijuana con un total de 1 millón 476 mil 521; le sigue Mexicali, la capital, con 812 mil 680. El tercer sitio por el tamaño de la LN es Ensenada con un total de 410 mil 180; el cuarto lugar lo ocupa Playas de Rosarito con 103 mil 354 ciudadanos y le sigue Tecate con 87 mil 320. Eso nos da idea de cuáles serán los municipios en los que se centrará la disputa por los cargos.
Uno de los mayores retos para los órganos electorales, partidos políticos y clase política en general de Baja California es superar los bajos niveles de participación ciudadana en las elecciones, que se vienen registrando desde finales de los años noventa. Uno de los objetivos del empate electoral, es decir, de hacer coincidentes comicios locales y federales, es incrementar la afluencia a las urnas. Desgraciadamente el abstencionismo se ha convertido en una característica de la cultura política de la entidad. Fenómeno que despuntó a partir de las elecciones de 1998, cuando se registró una participación del 46.31% y que empezó a descender hasta llegar al anterior proceso de 2019 cuando se tuvo una participación de apenas el 29.90% y 29.75% en los comicios de gobernador y alcaldes, respectivamente.
En el contexto en que tendrán lugar las elecciones no permite ser optimista respecto a poder superar el abstencionismo. Estamos a la espera de la tercera ola de contagios por COVID 19. No sólo el dilema de realizar campañas con concentraciones masivas (que por lo demás así han iniciado), sino por el temor que existe entre amplios sectores de la población para acudir a lugares donde se reúnen personas. Veremos si el hecho de coincidir las elecciones federales y locales ayuda, pese a la adversidad de la pandemia, a incrementar un poco los porcentajes de participación ciudadana o al menos a que se sitúe en un 30%. Considero que la labor de convencimiento se encuentra en la cancha de los partidos políticos. Pero, si como todo parece, se enfrascan en una guerra de declaraciones de todos contra todos, la ausencia ciudadana a las urnas será uno de sus resultados.
Ese es uno de los principales peligros para la democracia procedimental mexicana: un sistema de partidos con prácticas antidemocráticas que se evidencian en la designación de sus candidatos y sin proyectos políticos que los diferencien, para los que lo único importante es ganar cargos al precio que sea. Esas prácticas están en la base de la desilusión democrática ciudadana. Veremos cómo se comportan durante este difícil proceso electoral.