Septiembre negro para México
Si bien es cierto que para millones de mexicanos el mes de septiembre del 13 y 16 es de gran colorido, jolgorio y patriotismo porque conmemoramos un aniversario más del inicio de la Guerra por la Independencia de México, también ha resultado un mes fatídico por el hecho de que el décimo noveno día, marcó la vida de miles de familias de compatriotas que fueron víctimas de los duros y dolorosos estragos que causaron los terremotos de 1985 y 2017 cada uno con sus debidas proporciones, lecciones de vida de las cuales no hemos aprendido pese al esfuerzo que hacen autoridades de los tres niveles de gobierno por meternos en la cabeza y hasta el tuétano la cultura de la prevención, para que estemos preparados en caso de registrarse movimientos telúricos de grandes magnitudes, fenómenos naturales cien por ciento impredecibles.
De los cuales los damnificados de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 19 de septiembre del 2017, no han recibido justo pago, mucho menos la atención debida a sus legítimas demandas por quienes en su momento fueron presidentes de México, Miguel de la Madrid Hurtado y Enrique Peña Nieto, quienes como suele suceder en la clase gobernante, cuando hay catástrofes naturales que dejan daños severos en la vulnerable población, prometen ayudas al por mayor a quienes lo perdieron todo y hablar de perder todo, me refiero a pérdidas de vidas humanas, materiales y por ende económicas.
Promesas que con el correr de los años forman parte del doloroso baúl de los tristes recuerdos, promesas de apoyos que duermen el profundo sueño de los justos de donde nunca son removidos, por el contrario apuestan a que esas promesas de ayuda queden en eterno olvido y heridas profundas que dejaron huellas imborrables en las víctimas de esos severos golpes que la naturaleza suele darnos, se reabren cuando vuelve a ocurrir una tragedia de igual o mayor magnitud.
Baste recordar que el entonces Presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado, quien sorprendido por la magnitud del terremoto que el 19 de septiembre de 1985, que afectó a los miles de capitalinos de aquel fatídico año, tardó cuatro días en salir a dar la cara pese a las desgarradoras imágenes de dolor y sufrimiento que vivían los defeños damnificados, quienes a su manera con manos, dientes y uñas comenzaron a efectuar las labores de rescate ante la carencia de equipo humano y material especializado para comenzar a remover toneladas de escombros esparcidos tras la caída de edificios.
Para bien o para mal, reza el refrán popular que de lo perdido lo que aparezca, toda vez que el sismo del 19 de septiembre de 1985 que este jueves 19 de septiembre de 2019 cumple 34 años de haberse suscitado y dos años del temblor del 19 de septiembre de 2017, se sacaron cosas buenas, pues nación la Dirección de Protección Civil a nivel nacional, comenzaron a efectuarse campañas de mayor concientización entre la población, los grupos de rescate público y privados cobraron mayor auge.
Sin embargo pese a los demoledores golpes de la naturaleza, millones de mexicanos aún no aprendemos la lección, insistimos de decir guácala, fuchi, fuchi, a los programas y recomendaciones que hacen las direcciones de Protección Civil de los tres niveles de gobierno, somos todavía a casi un cuarto del Siglo XXI, somos todavía el México del vale madrismo, somos todavía el México del no pasa nada, somos todavía el México que para eso pagamos nuestros impuestos para que los gobiernos hagan la tarea por nosotros, somos todavía el México de millones de mexicanos irresponsables, que no tenemos en nuestros hogares ni un botiquín de emergencia, que no tenemos en nuestros hogares ni un plan de contingencia, que no tenemos en nuestros hogares ni la más mínima cultura de la prevención para atenuar el peligro en caso de un terremoto que rebase los 7 grados en la escala de Richter.
En descargo de todos el desinterés de la población civil por no atender las recomendaciones de las direcciones de Protección Civil de los tres niveles de gobierno, digo que se debe a qué los responsables de tan importante área no han puesto el más mínimo interés por llevar a cabo los programas de prevención para palear o salir lo mejor librados de los desastres naturales, de manera directa a los ciudadanos de a pie, todos sus programas de prevención los titulares de tan importante y ahora imprescindible dependencia los ejecutan como el resto de las dependencias de gobierno únicamente en los centros de trabajo, oficinas públicas y privadas, así como en los planteles educativos lugares que les permiten justificar que sí desquitan el salario que les pagan y que si están trabajando en beneficio del bien y amado pueblo.
Por el contrario desde el Gobierno Federal, pasando por los gobiernos estatales y municipales los titulares de Protección Civil cuando se acerca la “celebración” de los funestos sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 19 de septiembre del 2017, se preocupan por montar sus “macrosimulacros” a nivel nacional como para variar sucedió este jueves 19 de septiembre de 2019, mientras que el resto de la población nos quedamos como el chinito “nomás milando”.
Resulta desde mi particular punto de vista, insultante ver que millones de mexicanos, que residimos en colonias marginadas o en colonias de medio o alto nivel económico, no ver ni por equivocación a empleados de las direcciones de Protección Civil de ningún nivel de gobierno, reunirse con los residentes ya no digamos todos los días, mucho menos una vez al mes o dos veces por año, para implementar campañas de prevención o bien para llevar a cabo rimbombantes y mediáticos simulacros.
El autor de esta columna es Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad de Tijuana CUT, Campus Altamira, ejerce el periodismo desde hace 35 años y es Director del portal de internet www.ensaladadeportivabaja.net