La epidemia que vuelve a México más vulnerable ante COVID-19

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No solo los adultos mayores: en México y Estados Unidos hay enfermedades extendidas que hacen de quienes las sufren otro grupo vulnerable muy a tener en cuenta en la actual pandemia del coronavirus.

“Literalmente, el sobrepeso nos pesa, la obesidad nos pesa poblacionalmente y hoy enfrentamos una epidemia de covid-19 con estos estragos prolongados de la mala alimentación”, reconoció este sábado el subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell.

En efecto, junto a EE.UU., México tiene el dudoso honor de estar en lo más alto del ranking mundial de países con la mayor tasa de obesidad entre adultos.

Y este factor de riesgo, estrechamente ligado a enfermedades como diabetes o hipertensión, ha sido confirmado por expertos como el caldo de cultivo perfecto para disminuir la resistencia de quienes lo padecen frente al coronavirus.

Las cifras hablan por sí solas. De las muertes confirmadas oficialmente por coronavirus hasta este domingo (más de 9.000 en EE.UU. y 94 en México, a donde el virus llegó cinco semanas más tarde) un número considerable de las víctimas eran obesas o tenían afecciones relacionadas.

Pero ¿qué es lo que hace la obesidad en el organismo de estas personas para volverlas menos inmunes al covid-19? ¿Y hay algo que puedan hacer para compensar esa mayor vulnerabilidad?

Líderes en el mundo

Con más del 30% de sus poblaciones afectadas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sitúa a EE.UU. y México en primer y segundo lugar del mundo en cuanto a su tasa de obesidad, es decir, de personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30.

Pero si sumamos a las personas con sobrepeso (IMC mayor a 25), las cifras son aún más alarmantes: en México estaríamos hablando del 75,2% de la población, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018.

EE.UU, por su parte, alcanzó un nivel histórico de obesidad al concentrar tasas de obesidad superiores al 35% en nueve de sus estados, según un informe presentado el año pasado por la organización de políticas sanitarias Trust for America’s Health.

Conscientes de esta realidad, las autoridades sanitarias de ambos países levantaron la alarma casi desde el inicio de la crisis del coronavirus.

“Tenemos una población con una salud crónicamente deteriorada, la magnitud de la epidemia de obesidad, de sobrepeso, de diabetes y con ellas un conjunto de enfermedades crónicas como la hipertensión, que están asociadas con las mismas causas nos pesa”, dijo el subsecretario López-Gatell.

“México, a diferencia de otros países, tiene una altísima tasa de diabetes mellitus tipo 2, una tasa de obesidad que está asociada con hipertensión, con problemas respiratorios (…) entonces podríamos ver más casos aquí por esa razón”, coincidió el representante de OPS/OMS en México, Cristian Morales.

También los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades estadounidenses (CDC, por sus siglas en inglés) incluyeron a las personas con obesidad severa (IMC de 40 o superior) entre los grupos con más riesgo ante el covid-19.

No se equivocaron en sus predicciones. De los cerca de 100 fallecidos en México hasta el domingo, más del 35% vivía con obesidad, hipertensión o diabetes. Un gran número tenía dos o incluso tres comorbilidades asociadas.

En EE.UU., por su parte, el coronavirus ha sido mucho más letal en Nueva Orleans, donde se registra una tasa de muertes dos veces superior a la de Nueva York según destacó la agencia Reuters. Y los especialistas también apuntan a la obesidad de la ciudad de Luisiana como explicación.

¿Cómo les afecta el covid-19?

“Es definitivamente preocupante el hecho de que pacientes con obesidad estén en mayor riesgo de tener complicaciones por infecciones de covid-19”, le dice a BBC Mundo Salim Virani, profesor de la Escuela de Medicina de Baylor en Houston, EE.UU.

La obesidad provoca un estado de inflamación crónica. Esto afecta al funcionamiento de las células del cuerpo y de sus superficies mucosas, que ven interrumpida su función de barrera protectora natural y facilitan el ataque de virus como el covid-19.

Pero también tiene efectos negativos sobre el sistema inmune, como la disminución en la producción de proteínas vitales para defender al cuerpo contra posibles infecciones.

Como explica el cirujano bariatra mexicano José Antonio Castañeda, el covid-19 entra al organismo adhiriéndose a la enzima convertidora de angiotensina, principalmente ubicada en pulmones, riñones y vasos sanguíneos.

Esta enzima se encuentra incrementada en pacientes con diabetes, lo que facilita la entrada e infección en ellos del nuevo coronavirus.

El doctor Virani, miembro del Colegio Estadounidense de Cardiología, añade también cómo quienes sufren obesidad severa pueden tener afectados sus pulmones para respirar con normalidad, o incluso sufrir apnea del sueño y tener problemas de oxigenación.

Mark Lazarovich, especialista en inmunología del Centro Médico de la Universidad de Vermont en EE.UU., destaca que algunos estudios sobre efectos de la obesidad en la influenza sugieren que este factor de riesgo puede prolongar el tiempo que los virus se mantiene en la persona.

“Esto potencialmente incrementa el tiempo en que pueden contagiar la enfermedad a otras y aumenta el tiempo necesario para tratar casos serios en los hospitales”, compara con el coronavirus actual, preguntado por BBC Mundo.

El doctor Castañeda, quien ha tratado a pacientes con obesidad durante los últimos 15 años, subraya cómo no solo son los más vulnerables a sufrir contagios sino que “el problema es lo difícil que son de tratar una vez que han adquirido el virus.

“Son pacientes que pueden estar días o meses tratando de combatir la infección”.

La obesidad está generalmente detrás de muchas de las condiciones preexistentes que se han definido como de alto riesgo ante el posible contagio de coronavirus.

Así, se trata de un factor de riesgo conocido para el desarrollo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Al mismo tiempo, algunos estudios apuntan a que las personas obesas tienen tres veces más riesgo de padecer diabetes.

“Están totalmente relacionadas. Siempre van de la mano”, dice Castañeda, quien realizó varias cirugías para ayudar a perder peso a Juan Pedro Franco, un joven mexicano que fue distinguido en su día con el récord Guinness como el hombre más obeso del mundo.

El gobierno de México estima que el 90% de los casos de diabetes mellitus tipo 2 en el país son atribuibles al sobrepeso y la obesidad. Enfermedades del corazón y la diabetes son las primeras causas de muerte entre la población mexicana.

¿Cómo pueden cuidarse del coronavirus?

Consciente de esta mayor vulnerabilidad, el Instituto Mexicano del Seguro Social hizo un llamado específico a las personas con obesidad a quedarse en casa. En México no existe toque de queda o cuarentena obligatoria.

Además de las recomendaciones genéricas de lavado de manos y de mantener distancia respecto a otras personas, los expertos recuerdan que este grupo debe extremar las medidas de prevención por contar con un sistema inmunológico más debilitado.

Por ello, se les aconsejó llevar una alimentación que contribuya a aumentar sus defensas y procurar estar activos en casa haciendo ejercicio, baile o gimnasia.

“El diabético deberá chequear su dieta y su glucosa. El hipertenso chequeará su presión y seguirá un consumo bajo en sal. Y el paciente con obesidad debería empezar a concientizarse haciendo actividades físicas, empezando a comer bien y cuidándose”, explica Castañeda.

La obesidad en EE.UU. y México es un grave problema que viene de lejos y que, a juzgar por las cifras, no deja de empeorar debido al enquistamiento de hábitos y rutinas en la población.

“Comemos demasiado y nos movemos demasiado poco”, resume el doctor Lazarovich.

Según el gobierno de México, la mitad de las 600.000 muertes registradas cada año en el país están relacionadas con una mala alimentación, especialmente por exceso de sal, grasa, azúcar y calorías.

En opinión de la organización mexicana El Poder del Consumidor, estas enfermedades se han recrudecido en el país debido al incremento en el consumo de productos ultraprocesados y la falta de políticas públicas para prevenir este consumo.

“A veces se le atribuye una responsabilidad al individuo sobre lo que come, pero en realidad la causa principal es qué alimentos están disponibles, y en México tenemos una monstruosa y monumental sobreoferta de alimentos industrializados de muy bajo valor nutricional y altísimo poder calórico”, declaró el subsecretario López-Gatell.

Sea como fuere, los expertos esperan que la actual crisis deje al menos una lección aprendida como ganancia para la población aquejada de estas enfermedades.

“Por lo que está sucediendo, créeme que muchas personas tomarán conciencia en la manera de cómo prevenir estas enfermedades o, si ya las tienen, empezarán a tomar decisiones serias para su salud. Pero lo que esperamos es salir de todo esto”, concluye Castañeda.

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