Es necesario verificar buenas condiciones de las instalaciones de gas

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Carmen Acebo
Ensenada, 16 de octubre de 2022.- Las fugas de gas pueden causar tanto accidentes domésticos como daños a la salud por lo que es importante asegurarse que las instalaciones estén en óptimas condiciones.

El gas LP, es que se usa en casa, este es un derivado del petróleo compuesto de los gases propano y butano, lo cual facilita su manejo al convertirlo en estado líquido a través de compresión y enfriamiento.

Cuidar las instalaciones de gas en casa es importante para prevenir desde incendios o inhalaciones que afecten la salud; es necesario también verificar que las empresas gaseras cumplan con las normas sobre el manejo del mismo.

Esto significa que las empresas entreguen tanques en buen estado, sin abolladuras y grietas, como lo marcan las disposiciones de la NOM011/1-SEDG -1999.

Además de revisar las instalaciones de gas, es importante evitar productos que requieren fuego, tales como velas aromáticas y veladoras, es recomendable no mantenerlas encendidas a menos que sea necesario o se esté verificando su funcionamiento; por otra parte, es recomendable mantenerlas en zonas seguras, lejos de cortinas o mobiliario de madera y donde los y las menores no puedan alcanzarlos.

 

Un método sencillo con el que se puede detectar una fuga de gas, es el aplicar agua con jabón en las tuberías y llaves para comprobar que en efecto se está escapando el gas, ya que hará burbujas con este método se puede revisar que la válvula, llave o conexiones del tanque y/o cilindros no estén dañados.

En caso de detectar algún desperfecto, la reparación debe quedar a cargo de una persona capacitada a fin de evitar que se agrave la situación; en caso de detectar olor a gas LP, abrir puertas y ventanas para ventilar el lugar y no encender o apagar la luz y cualquier aparato eléctrico; una vez que sea seguro el espacio (libre de fugas) cerrar la llave de paso del tanque.

Daños a la salud por fugas

El inhalar el gas LP puede generar diversos síntomas como dolor de cabeza, náusea, vómito, tos, dificultad para respirar, mareo, somnolencia, desorientación y, en casos extremos, convulsiones, inconsciencia y la muerte.

En caso del contacto con los ojos, provoca congelamiento, hinchazón y daño ocular, mientras que en la piel puede hacer quemaduras frías: dureza cutánea, palidez, frialdad, así como dolor agudo y rojeces.

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