Cuenta hasta diez…y estarás muerta.
Por Cirila Quintero Ramírez, El Colegio de la Frontera Norte-Matamoros
El pasado 6 de mayo, el gobierno federal presentó la campaña “Cuenta hasta diez” para erradicar la violencia intradoméstica durante el confinamiento. A pesar de que el Ejecutivo haya expresado que “la violencia intrafamiliar no ha aumentado durante la pandemia y que…hay fraternidad familiar”, es evidente que es un problema que existe y debe atenderse. Sin embargo, la reciente campaña, aparte de que salió a destiempo -debió haberse emitido a la par del inicio del confinamiento-, aborda la temática de una forma de lo más superficial. Primero, porque no está enfocada propiamente a las mujeres, pues incluye a otros integrantes vulnerables, como ancianos y niños; segundo porque vislumbra roles muy tradicionales en la familia: el padre proveedor, la madre ama de casa, etc.; tercero, porque cae en la idealización de lo que es la familia, considerándolo un centro de convivencia y armonía, en donde todo se arregla por la buena voluntad, nada más alejado de la realidad. De acuerdo con los indicadores de violencia, ente el 10 y 25% de mujeres han sufrido un grado de violencia en sus hogares no sólo por parte de las parejas sino por sus padres, hermanos u otro familiar. Es decir, el hogar en México no es un espacio seguro para las niñas y las mujeres. Los problemas son más estructurales, radican en el machismo enraizado y perpetuado en todas las esferas, en no impulsar una cultura de igualdad y respeto entre hombres y mujeres en los ámbitos sociales. Las campañas deberían tocar estas raíces estructurales.
En la misma conferencia del 6 de mayo, donde se expresó que no había violencia, el Presidente expresó que los feminicidios no se habían incrementado, pues solo se reportaron 70 muertes de mujeres en abril y en marzo habían sido 80, me pregunto ¿Qué gobierno puede decir que solo tuvimos 70 mujeres asesinadas y decir que no hay violencia contra las mujeres? Nuevamente, persiste una idea tradicional de lo que es violencia, es decir, asociarla con la agresión física o la muerte, cuando hay diferentes grados de violencia que deben ser reconocidos y denunciados inmediatamente antes de llegar a la violencia física. La campaña debió haber considerado estos grados de violencia e invitar a la denuncia inmediata por parte de las mujeres y enunciar las instancias que les prestarían atención inmediata. Si una mujer violentada, toma a pie juntillas el mensaje, sin hacer nada, simplemente terminará muerta.
Los hogares o espacios de convivencia están muy lejos de ser lugares de armonía, de fraternidad, en donde la mujer, por la subordinación social que existe en el país, está en desventaja. Súmele usted a ese espacio, en donde han sido confinadas las mujeres, la convivencia diaria, los conflictos, el estrés, la incertidumbre, la inseguridad de no tener para comer en los días siguientes, tener que atender a los hijos, a la pareja y otros familiares que viven en la casa, todo ello en un espacio a veces de 70 o 90 metros cuadrados que mide una casa ¿Dónde está la sana convivencia, la interacción social armónica de que se habla? Por el contrario, la violencia se incrementa. La Secretaría Ejecutiva de Seguridad Nacional expresó que durante el mes de marzo se recibieron 115 mil 614 llamadas de emergencia al 911 relacionadas con situaciones de violencia contra las mujeres. En tanto que en abril, se contabilizaron 103 mil 117 llamadas, un promedio de 143 llamadas cada hora.
En el noreste, la situación no está mejor, aunque se han tomado algunas medidas, éstas no han sido suficientes para frenar la violencia. En Tamaulipas, no hay un programa concreto para la violencia, el Instituto Estatal de las Mujeres, ofrece asesoría y apoyo psicológico, sin embargo, el apoyo es tratado como un servicio administrativo ya que la atención es de 8:30 a 17:30 h, cuando la violencia se registra durante 24 horas. En Coahuila, a pesar de los protocolos y acciones que puedan existir, los asesinatos siguen pasando el más reciente el de 3 hermanas vinculadas al sector salud, asesinadas en su propio hogar en Torreón, por un presunto asalto, muestra la escasa eficacia. En Nuevo León existe un protocolo detallado para actuar en caso de violencia y el cuál brinda distintas líneas para ser atendida las 24 horas, a pesar de ello, la violencia no frena, se expresa que se recibieron 2,579 llamadas de emergencia por violencia en abril y que el estado ocupa el segundo lugar nacional en cuanto a llamadas por violencia de pareja. En el municipio de Escobedo se ha implementado un reloj de emergencia para mujeres en alto riesgo de peligro, lo que resulta muy pertinente; la prontitud y la inmediatez en la atención deben ser esenciales. El contar hasta diez en lugar de ayudar pone en desventaja y peligro a las mujeres ante sus agresores. Algo en lo que deben reflexionar las autoridades.