basura orgánica la menos apreciada y más problemática
En áreas verdes necesitamos de 9 a 17 metros cuadrados por habitante, tenemos menos de 1
Tijuana.- La pérdida de suelo o de las condiciones que lo habilitan para ser soporte de la misma vida es una tragedia, mejorar el suelo aumentaría las áreas verdes de la ciudad, hoy tenemos un déficit terrible, menos de un metro cuadrado por habitante, cuando la recomendación internacional es de 9 a 17 metros cuadrados.
Así lo afirmó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), recordando que el suelo es el soporte de buena parte de la superficie de la tierra, manteniendo vivo un ecosistema que es parte de la vegetación, el cual puede crecer y desarrollarse gracias a los nutrientes y agua contenidos en el suelo.
“En las ciudades se cubre el suelo con concreto y pavimento, en el campo la sobre explotación del acuífero, la agricultura intensiva y el abuso de agroquímicos han destruido suelo fértil, causando un proceso de desertificación que amenaza la producción de alimentos”, enfatizó el maestro en bioingeniería.
Barrer la hojarasca, agregó, “limpiar” el patio, los camellones, el talud del Río Tijuana, todas esas parecerían actividades adecuadas para una mejor salud y estética de la ciudad, pero recién escuché a unos estudiantes de Tecate que realizan actividades para mantener vivo el Río, moliendo e incorporando la hoja de árboles y material de poda a la tierra para recuperar y construir suelo.
Explicó que la parte orgánica de la “basura” en las ciudades resulta ser la menos apreciada y más problemática, además de que es un supuesto equivocado el pensar que esta materia no tiene valor y que es simple basura, porque al separarla puede producirse con ella composta y construir suelo o mejorarlo, un suelo útil y necesario para la revegetación de la ciudad.
Recalcó que los restos de comida bien separados, la poda de jardinería, los residuos generados en las centrales de abastos, la comida no vendida en “buffets”, la “limpieza” de taludes, arroyos, los lodos de plantas de tratamiento de aguas residuales, las excretas de animales como las mascotas y los de granjas o ranchos, no son realmente basura y pueden usarse para aumentar las áreas verdes de la urbe.
“Tenemos un déficit terrible, menos de un metro cuadrado de áreas verdes por habitante, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y de la ONU es de 9 a 17 metros cuadrados”, dijo Zavala Álvarez, egresado del Colegio de México, donde cursó el Programa LEAD para líderes con un conocimiento profundo de las metas del desarrollo sustentable y los retos ambientales.
Ya han existido intentos pequeños de centros de composteo, sin suficiente éxito en el pasado, recordó el ingeniero bioquímico, pero viene una nueva y recargada exigencia social de mejora en la calidad de vida y esto requiere de un mejor entorno, el suelo es parte sustantiva y básica para lograrlo, de modo que debemos sumarlo a la contabilidad.
“El mal manejo de la materia orgánica, que es biodegradable, resulta en un problema sanitario porque al descomponerse genera olores desagradables que obligan a mantenerla alejada, produciendo fauna nociva y eventualmente enfermedades, pudiendo con facilidad terminar en lagos, ríos y mares, donde también al descomponerse consume el oxígeno disuelto del agua y mata la vida acuática”, reconoció.
Sin embargo, el también vicepresidente de Gestión Ambiental en la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana afirmó que es necesario hacer la cuenta completa, dado que podría haber beneficios adicionales que hoy no se están considerando en la ecuación, porque la materia orgánica es parte de la naturaleza.
“Que la materia orgánica sea un problema o una oportunidad depende de si la respetamos y manejamos bien o si se convierte en una amenaza debido a nuestra irresponsabilidad; podemos decir en qué tiempo y la forma dolorosa o placentera de nuestra inevitable reintegración a la disciplina de nuestra madre naturaleza, pero finalmente no escapamos de ser parte del mismo ecosistema”, remarcó.
Recordó que hoy toneladas de “residuos” agrícolas, entre excremento de vaca y esquilmos de las cosechas que, por razones fitosanitarias y su costo, se convierten en quemas agrícolas que dañan la salud, sumándose a la contaminación de los residuos urbanos, por lo que esto podría ser un caso más para aplicar enfoques de economía circular.
“Podemos y debemos lograr un mejor aprovechamiento de estas materias: composta como mejorador de suelo para la agricultura en el campo y en la ciudad mayores áreas verdes, además de que también son cada vez más populares los huertos urbanos para la producción de alimentos”, destacó José Carmelo Zavala.
Esto es una razón más, finalizó, para sumar a la urgente necesidad de separar los residuos y superar la “era de residuos”, los residuos no son basura, la “basura” es una construcción cultural equivocada, no existe en la naturaleza, regresemos con humildad al orden establecido por la madre naturaleza, su paciencia se agota y ya nos asesta golpes para despabilarnos.