LA NOCHE DE LOS NAHUALES ║ Benjamín M. Ramírez
“LA IDEALIZACIÓN DE LA IGNORANCIA” O BALCANIZACIÓN FISCAL
En la crispación de un país de por sí polarizado surge el lamento de los gobernadores aglutinados en
el bloque de la alianza federalista y amagan al inquilino del Palacio Nacional con romper el pacto
fiscal.
Los gobernadores exigen más recursos y los demandan. Están en desacuerdo con los manejos que se
han realizado desde décadas atrás a través del flujo de capitales vía Secretaría de Hacienda y Crédito
Público según lo ordena la ley.
La voracidad de los gobernadores del bloque “balcánico” no tiene fondo: las deudas contraídas por
sus administraciones y las finanzas estatales hipotecadas por décadas deberán ser auditadas por el
Congreso a través de la institución correspondiente para derivar responsabilidades administrativas y
penales por los delitos que resulten. Pugna
Lo cierto es que existe un desafío de los estados que pugnan por el rompimiento del pacto fiscal y que
amenazan con separarse de la federación —con fundamentos o no— los dichos y amenazas, en un
sentido u otro, debe ser investigado conforme a derecho.
Todo el reclamo financiero en boga debe tener su raíz en las elecciones del 2021 y que pondrá en tela
de juicio todo el trabajo realizado por el titular del Poder Ejecutivo actual y su desempeño en la
conducción del país.
Lo cierto es que nadie —ni por intereses tan mezquinos— debería apostar por la división del país. Hoy
se necesitan auténticos liderazgos que impulsen el desarrollo de la Nación. No se puede ver a la patria
sino como un conjunto de elementos distintos, diversos, que confluyen en un solo objetivo, el
progreso.
La molestia de los mandatarios del bloque opositor deberá ser cuidadosamente analizada y
neutralizada frente a cualquier intento de secesión.
En otro orden de ideas, ignoro la respuesta a mi pregunta del beneficio que conlleva en cuestiones
prácticas, la declaratoria de “luto nacional”, por un día, una semana, un mes o un año. No me
representa nada. Así sea por los próceres, héroes, mártires de la democracia o civiles que cayeran o
murieran víctimas de los daños colaterales en la espiral de violencia que se vive en el país.
Me gustaría que se encauzaran más, en investigaciones férreas, fecundas, fructíferas, por quienes han
sido víctimas de la injusticia, de la vejación, la discriminación, la tortura, la desaparición forzada, de la
ola de violencia que afecta a todos por igual, por los robos a domicilio, a transeúntes, los feminicidios,
la violencia contra las mujeres en sus diferentes modalidades, el abandono al campo, el combate a la
corrupción y la aparición de los nuevos ricos en cada sexenio: eso sí tendría un significado de mayorimpacto en el imaginario de la colectividad que día a día ve cómo se aleja la esperanza en la
construcción de una sociedad que apuesta por la paz.
Más respuestas contundentes a los desafíos nacionales, menos luto.
Aún me resisto a creer que los esfuerzos que ha realizado hasta ahora la administración federal en
materia de seguridad han sido parcos, fútiles, inútiles e inadvertidos. Los hechos desbordan a las
cifras.
En otro orden de ideas: la muerte de Don Arturo Lona Reyes, acaecido en días pasados deja un vacío
que no se podrá cubrir, por las dimensiones de la intensa labor profética y del apostolado
desarrollado en tantas décadas.
Don Arturo fue un profeta y un apóstol. Supo quedarse del lado del oprimido, del abandonado, del
desposeído, de quienes no pueden ofrecer nada. Sencillo en su andar y en su investidura episcopal, el
obispo de los pobres supo imitar y secundar la labor de Cristo en la tierra.
No queda más que agradecer a Dios la presencia de un cristiano que ha dejado huella durante su paso
por la tierra. Una vocación que fue de entrega, de servicio y de generosidad hacia los más
necesitados. Su obra a través de la diversificación de su trabajo, con el pobre y desde el pobre, deberá
rendir frutos en comunidades que saben decidir su destino con un enfoque de desarrollo humano y
que privilegia el bien comunitario.
Concluyo esta entrega expresando mi desacuerdo con la visión reducida expresada por la senadora
Lily Tellez ante la cosmovisión de los pueblos originarios presentados durante la gran ofrenda del altar
del día de muertos y la “limpia” realizada al Presidente de la República. Nada más banal y pueril, los
dichos de la senadora del PAN.
Si se reduce a ignorancia a las creencias y la cosmovisión de un conglomerado social, si es superchería
lo expresado en mitos y tradiciones por los pueblos originarios de México y de cualquier nación, ¿Qué
es lo que les queda entonces a los que nada tienen?
Los pueblos y las culturas de México expresan su sentir y una cosmovisión que sólo a ellos les
pertenece. No existe manera alguna para tratar de comprender la alegría expresada frente al familiar
fallecido que estalla en música y fiesta, o de la resistencia férrea ante la opresión y el olvido: de
alguna manera dan pie a su sentir y a su pesar.
No puedo aducir más que, a través de sus valoraciones, la senadora por Sonora no realizó más que
una evocación de los conquistadores españoles que no lograron asumir la inmensa riqueza cultural de
la tierra que lograron someter, y lo único que no pudieron suprimir.